¿SI DIOS NOS AMA, POR QUÉ TENEMOS QUE SUFRIR?

Mujer Vaso Frágil Pero Firme
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Dios te bendiga muy ricamente, en esta oportunidad traigo esta enseñanza de una pregunta que me han hecho muchas personas, espero sea de mucha ayuda



“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.”  Salmo 34:19



1. Introducción: Una pregunta universal

 Esta pregunta ha cruzado la mente de muchos siervos fieles:
¿Por qué sufrimos, si Dios es bueno y nos ama?
No es una pregunta de débiles, sino de corazones que anhelan entender el propósito divino. Y hoy, con la ayuda del Espíritu Santo, vamos a escudriñar la Palabra, y saldrás de aquí con luz, paz y esperanza.


2. Dios no oculta el sufrimiento: lo revela desde el principio

Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia no esconde el dolor humano, pero siempre lo enmarca en un contexto de redención.

José fue vendido por sus hermanos, calumniado y encarcelado, pero llegó a ser el salvador de su pueblo.

Job fue probado con sufrimientos extremos, pero al final dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5)

Jesús mismo, siendo Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:8).


¿Te das cuenta? El sufrimiento no es señal de abandono, ¡es evidencia de que Dios está obrando algo mayor!


3. ¿Qué dice la Biblia sobre el propósito del sufrimiento?

a) El sufrimiento prueba nuestra fe

 “Para que sometida a prueba vuestra fe… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando se manifieste Jesucristo.”  1 Pedro 1:7


La fe no se revela en los días fáciles, sino en la oscuridad. La prueba purifica como el fuego refina el oro. Sin sufrimiento, no habría profundidad espiritual.

b) Nos moldea a la imagen de Cristo

 “Porque a los que antes conoció… también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.”  Romanos 8:29



Cada lágrima, cada pérdida, cada momento de incertidumbre, está siendo usado para formar en ti el carácter del Hijo. Cristo fue humillado, padeció y fue exaltado. Nosotros no podemos esperar gloria sin cruz.

c) Nos separa del mundo y nos hace depender de Dios

 “Para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.”  2 Corintios 1:9



¡Cuántas veces el dolor nos empuja al altar! Cuando todo falla, entonces vemos que Dios es suficiente. No es castigo, es entrenamiento celestial.


4. Dios no causa el sufrimiento, pero lo usa soberanamente

Dios no es el autor del mal, pero nada escapa a su soberanía. Como un escultor, Él permite ciertos golpes para dar forma. Como un padre amoroso, corrige y guía para nuestro bien.

 “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”  Romanos 8:28



No todo lo que pasa es bueno, pero Dios lo transforma para nuestro bien. Esa es la garantía de su amor.


5. Ejemplo práctico: El dolor con propósito

Piénsalo así: un cirujano causa dolor al operar, pero lo hace para sanar. Una madre corrige con lágrimas, pero lo hace para formar.
Dios, en su infinito amor, permite lo que nos duele hoy para evitar lo que nos destruiría mañana.


6. Cómo responder al sufrimiento

a) No te aísles, acércate más a Dios

El sufrimiento es un llamado al altar, a la intimidad, no al resentimiento.


b) Llora, pero no pierdas la fe

Jesús lloró en Getsemaní. El llanto no es debilidad, es rendición. Pero no sueltes la mano del Padre.


c) Confía en la eternidad

Esta vida es una sombra. La gloria venidera no se compara con estos dolores pasajeros (Romanos 8:18).


7. Conclusión: El amor de Dios en medio del dolor

Dios no nos ama menos cuando sufrimos. A veces, nos ama tanto, que permite el dolor para llevarnos más alto.

Recuerda esto:

En la tormenta, Él está contigo.

En la prueba, Él te sostiene.

En la pérdida, Él es tu recompensa.

Y un día, cada lágrima será enjugada, y el gozo será eterno.


8. Oración final

 "Padre amado, hoy reconozco que muchas veces he dudado de tu amor en medio del dolor. Pero ahora entiendo que estás formando en mí algo eterno. Te entrego mis heridas, mis preguntas, mis procesos. Fortaléceme y ayúdame a confiar, aún sin entender. Te pertenezco, y sé que tu plan es perfecto. Amén."



9. Para reflexionar y enseñar: 3 preguntas clave

1. ¿Cómo puedo ayudar a otros a ver a Dios en medio del sufrimiento?


2. ¿Qué área de mi vida necesita ser moldeada por la prueba?


3. ¿Estoy dispuesto a confiar en el proceso, aunque duela?




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